Nota de tapa
“El malambo es mi cable a tierra, lo que me desconecta de los malos momentos. Soy feliz zapateando”

Leonel Pereyra creció rodeado de folklore y tradición, comenzando, a los 9 años su formación formal en la Escuela Atahualpa Yupanqui. Su deseo constante de crecer y su amor por el malambo lo llevó a formar parte del Circo Ánima de Flavio Mendoza, el tour ‘Camaleón’ de Facundo Mazzei y, actualmente, del Circo Raluy Legacy, en España. Hoy, nos cuenta más sobre este camino

Desde pequeño, Leonel Pereyra (25) estuvo conectado a la danza. Nacido en una familia profundamente ligada al folklore, quienes además tenían una escuela de baile, creció rodeado de zapateos, música, tradición y participación en peñas que, poco a poco, fueron transformándose en sus primeros escenarios. “Mis padres siempre cuentan que, una vez que subía al escenario, era casi imposible bajarme (se ríe). A los 9 años comencé mi formación formal en la Escuela de Danzas Atahualpa Yupanqui de General Cabrera. Allí empezó una etapa que marcó para siempre mi camino”, expresa Leo con una sonrisa.

– ¿Qué significa para vos la Escuela de Danzas ‘Atahualpa Yupanqui’?

– La Escuela de Danzas Atahualpa Yupanqui fue un pilar fundamental en mi formación. Ese salón de ensayo se convirtió en mi hogar, mi refugio, mi lugar feliz –junto a toda su gente–. Desde chico, mi papá hacía lo imposible para llevarme: íbamos en colectivo, o incluso, en algunas ocasiones, viajábamos a dedo, pero siempre llegábamos. Cuando él no podía acompañarme, me mandaban solo en colectivo y allá me esperaban en la terminal. Al ver el enorme esfuerzo y sacrificio que hacía mi familia para que yo pudiera seguir mi pasión, empecé a tomarme todo con mayor seriedad.

Mis profesores, Marce Urquiza e Ivana Quiñones, fueron mucho más que docentes; fueron mis formadores, mis maestros de vida. Me abrieron las puertas de su casa y me enseñaron que la danza es tanto disciplina como pasión. Fueron años de aprendizajes, alegrías y también frustraciones, pero, sobre todo, de momentos que jamás olvidaré.

Con Atahualpa Yupanqui participamos en muchísimas competencias a nivel nacional, conocimos gente maravillosa y compartimos la esencia del folklore en cada uno de estos pasos. Esa búsqueda constante de crecimiento sigue presente en mí, porque gracias a todo ese camino puedo hacer y vivir de lo que tanto amo. Todo eso no solo forjó al bailarín que soy, sino también a la persona que soy hoy.

– ¿Qué es lo que más te gusta o más disfrutas del malambo?

– El malambo es mi mayor pasión. Sinceramente, no sé qué haría sin él. Nunca quise hacer otra cosa. El malambo es mi cable a tierra, lo que me desconecta de los malos momentos. Soy feliz zapateando.

– ¿Cómo llegaste a formar parte del Circo Ánima de Flavio Mendoza? ¿Qué aprendizajes te llevaste?

– Al Circo Ánima de Flavio Mendoza llegué en diciembre de 2023 gracias a una audición. Si bien buscaban personas que hicieran malambo, dentro de la carpa nos tocaba hacer de todo: desde bailar otros estilos hasta realizar números aéreos.

Aprendí muchísimo porque estaba rodeado de artistas de otro nivel, con vestuarios y maquillajes impresionantes, puestas en escena increíbles y música en vivo. Todo era sumamente profesional. Ser parte de ese espectáculo fue una experiencia única y enriquecedora.

– Participaste también en el tour “Camaleón” de Facundo Mazzei, ¿qué desafíos tuviste? ¿Cómo fue esa experiencia?

– Participar en el tour ‘Camaleón’ fue una experiencia hermosa. Facu Mazzei es un coreógrafo muy reconocido y talentoso, y su grupo de bailarines son artistas completos que brillan en el escenario. Para mí, aprender sus coreografías y compartir escenario con ellos, fue un desafío enorme. Claro que hubo nervios, pero, por encima de todo, una inmensa felicidad de poder estar allí. Además, tuvimos la oportunidad de mostrar la esencia del folklore junto a la Escuela Atahualpa Yupanqui, lo que hizo que esa experiencia fuese aún más especial.

– Con Imperio Gaucho estuvieron en Turquía, ¿qué te marcó de ese viaje? ¿cómo fue bailar folclore argentino tan lejos de casa?

– Con Imperio Gaucho inicié en lo que es Malambo Show. Tuve mi primera experiencia fuera del país trabajando con ellos, y fue hermoso poder recorrer hoteles de Turquía mostrando lo que es el malambo. Me sentía feliz de representar a mi país. Fue el inicio de todo lo que siempre había soñado. Claro que costó: la distancia de la familia y los amigos siempre pesa, pero saber que estaba haciendo lo que me apasiona me daba calma y fuerza para seguir adelante.

– Actualmente estás en el Circo Raluy -que tiene más de 100 años de historia-, en España, donde incorporan fuego al malambo, ¿cómo es esa propuesta? ¿qué se siente al zapatear con fuego en los pies?

– Actualmente formo parte del Circo Raluy Legacy, en España, dirigido por una familia que lleva seis generaciones de legado. Es un espectáculo mágico. La gente siempre sale feliz.

Estoy con la compañía Legión Malambo haciendo malambo con fuego. Al principio me daba un poco de miedo ver el fuego en los pies y esa sensación de calor subiendo hasta el pecho, pero todo está cuidadosamente estudiado para que sea seguro. La adrenalina no falta y ver las caras del público cuando entro prendido fuego es maravilloso; les causa sorpresa, intriga, un poco de miedo, exactamente lo mismo que yo sentí la primera vez que lo hice.

– Con lo que viviste hasta ahora, ¿qué le dirías al Leo chiquito que recién aprendía a zapatear?

– Le diría que estoy orgulloso de él, que siempre haga todo con amor. Que el camino, con sus altos y bajos, era el que tenía que recorrer para llegar hasta acá. Que disfrute de cada momento, porque todo pasa por algo y que nunca deje de soñar. Un gran maestro me dijo una vez: “Si lo soñás, es porque existe”, y cuánta razón tenía.

También que siempre sea agradecido, porque el amor y el apoyo de la gente, de la familia y los amigos, es lo más maravilloso de este camino.

IG: @leopereyra7