Por Alberto Sánchez
El mundo laboral que se viene
Mis inicios en la escuela, fueron llevando en la mano el libro Upa. Con ese maravilloso manual y la paciencia infinita de la señorita Novaro, aprendí a leer y escribir cuando el San Buenaventura tenía el patio grande y detrás, otros dos, más pequeños, además de pasillos que conducían al convento y a la sacristía. Un mundo fascinante por conocer.
Supe que los padres de mis compañeritos ejercían trabajos diferentes. Los había profesionales, empleados, comerciantes y los que ejecutaban oficios diversos.
Después de 42 años ejerciendo el periodismo y a horas de jubilarme, el director del diario quiso que continuara trabajando y me ofreció contratarme. Pero pocos días después me dijo que no lo haría, por mi bien.
Explicó que venían épocas de profundos cambios tecnológicos que, aseguraba, iban a exceder mi capacidad de aprendizaje y adaptación. Y confesó que él mismo quedaba expuesto al ridículo por no entender nada de esta renovación que tocaba a la puerta.
Se afirma que los años próximos estarán signados por un gran movimiento en el mundo laboral y por eso cambiarán los perfiles profesionales más demandados.
Parece un giro irónico del destino: habitamos un mundo gobernado por la tecnología, con la inteligencia artificial (IA) como motor de un futuro cada vez más cercano, pero dentro de ese entorno digitalizado, el toque humano se convierte en el valor agregado que el mercado laboral busca. Pensar más y mejor; usar la inteligencia podría ser el principal activo en un mundo de, valga la redundancia, inteligencia artificial.
El periodista porteño Maximiliano Fernández acaba de compartir uno de los estudios más profundos del último tiempo, el del Foro Económico Mundial. El Informe sobre el Futuro del Empleo analizó el impacto de la IA y las habilidades que se impondrán en el lustro que viene. Abarca 45 economías y 673 millones de trabajadores y concluyó que casi una cuarta parte (23%) experimentará cambios significativos en este período.
Indicó que se crearán 69 millones de puestos laborales, pero habrá una pérdida de 83 millones, lo que acarreará 14 millones de empleos menos. Es decir, será una transformación a gran escala y tanto empleados como empresarios deberán adaptarse a una nueva realidad. (Recordé mi citada experiencia última en Puntal)
Fernández consultó a expertos. Según uno de ellos, Martin De Simone (Banco Mundial) “predecir el impacto exacto es complejo, estamos en un momento en que la automatización tradicional se combina con la IA generativa. Mientras que la primera afectaba a trabajos de menor calificación, la IA impacta tareas que requieren altos niveles de calificación, con consecuencias tanto positivas como negativas”.
En los laburos que llevaban a cabo nuestros mayores, los más reemplazables eran los de baja calificación (oficios y tareas manuales). Ahora, por el avance meteórico de la IA, muchas de las profesiones en riesgo son las que exigen alta formación, incluso, las calificadas como “las del futuro”, exentas a cualquier posibilidad de automatización. El ejemplo más emblemático, los programadores.
Para De Simone, “la habilidad de trabajar con IA generativa – la co-inteligencia- se volverá cada vez más relevante. Algunas profesiones, como editores y traductores, ya están experimentando impactos significativos. Pero mientras la manufactura tradicional se ve amenazada por la automatización, tecnologías como la impresión 3D están generando nuevas posibilidades para la producción personalizada y local”.
Según el informe, es el crecimiento que registrarán la educación y la agricultura, donde se espera un aumento de 3 y 4 millones de empleos. Estos incrementos estarán impulsados por factores demográficos y la aplicación de nuevas tecnologías.
A su vez, la “transición verde” impulsará una fuerte demanda de trabajos vinculados a energías renovables y tecnologías sostenibles. Se prevé la creación de un millón de empleos en áreas como la ingeniería de energías renovables, especialistas en sostenibilidad y protección medioambiental. (Tomen nota los estudiantes)
Hombre vs máquina
Aún no está claro cómo será la convivencia de tareas entre humanos y máquinas, especialmente en labores que requieren razonamiento, comunicación y coordinación. Sin embargo, el citado redactor de Infobae, cita a Chris Meniw, CEO de Space Kids Foundation y cofundador de Humanversum, quien dice que la adopción de la inteligencia artificial está abriendo nuevas fronteras en varias industrias.
“Gracias a la fusión de lo físico, digital y biológico, se impulsa su crecimiento. Tecnología, salud, comercio electrónico y fintech serán grandes generadores de empleo”.
El Foro Económico Mundial también reveló que el 75% de las empresas planea adoptar IA generativa. Esta tendencia tiene el potencial de automatizar una amplia gama de tareas, afectando, sobre todo a cajeros, oficinistas, secretarias y contables.
Por su parte, el consultor Alejandro Melamed, opinó que “ninguna industria quedó al margen de la digitalización: desde el entretenimiento, salud, automotrices, hasta el sector financiero. Hoy la pregunta no es si tenés inteligencia artificial, sino cómo la utilizás. Ya no importa si te dedicás a la medicina, la moda o la agricultura, todas están atravesadas por la digitalización. La inteligencia artificial no solo reemplaza trabajos, también crea nuevas oportunidades en cada industria”.
Pero vaya paradoja: las habilidades más demandadas serán esencialmente humanas, “las conocidas como competencias blandas, con pensamiento creativo y analítico a la cabeza. Si bien la alfabetización tecnológica y el manejo de herramientas de IA y big data ganan terreno, aún la búsqueda de los empleadores se orienta a capacidades como la curiosidad, resiliencia, flexibilidad y agilidad”.
Para Melamed, son habilidades que la inteligencia artificial, al menos por ahora, no puede reemplazar: “la demanda de pensamiento creativo y analítico está en auge porque son precisamente estos los aspectos a los que la tecnología no llega. Aunque la IA es desarrollada por humanos, no tiene las cualidades que nos hacen únicos. Por eso, manifestó, vamos hacia un mundo mucho más humano, donde lo verdaderamente valioso será lo que provenga de las personas. En el futuro, lo humano será el lujo”.
En el análisis, casi la mitad de las competencias de una persona, el 44%, deberán transformarse en los próximos años para adaptarse a los cambios en el mercado de trabajo. La velocidad a la que avanza la tecnología, sumada a las demandas del entorno laboral, exige que trabajadores de todos los sectores se preparen para un futuro incierto. (Vuelve a mi mente aquella asignatura pendiente).
“En especial, para los estudiantes, las capacidades analíticas, interpersonales y para interactuar con la tecnología serán fundamentales. Estas competencias generalistas, independientemente del campo elegido, serán clave para navegar con éxito en un mundo en constante transformación”, subrayó Fernández.
“La humanidad está ingresando a un experimento inédito a escala planetaria: nunca antes fuimos tantos ni todos enlazados en una gran red global, como tampoco hubo recursos a disposición. No obstante, jamás nos hallamos tan desprovistos de instituciones y acuerdos de convivencia relevantes para la época”, alertó Juan María Segura, cofundador del ecosistema Área Beta.
Y puso en el centro del debate la necesidad de actualizar el sistema educativo. “La necesidad imperiosa de comprender la nueva contemporaneidad y acordar pautas de convivencia es lo que impulsa la demanda de mayores dosis de pensamiento creativo y analítico. La IA es herramienta poderosísima que deberemos domesticar”, dijo.
Y añadió: por la vertiginosidad de los cambios, un profesional no puede esperar más de entre 3 y 5 años para actualizarse. Esto es un problema en la región, donde no se puede cubrir el 47% de todos los puestos de trabajo debido a la falta de expertos”.
Aclaración personal: el título de mi nota tiene que ver exclusivamente con las nuevas herramientas técnicas que vienen al galope, no con las políticas laborales ni universitarias que nos están sacudiendo impiadosamente en la Argentina.
Las multitudinarias marchas realizadas el miércoles 2 en todo el país, rechazando el veto presidencial al financiamiento de las casas de altos estudios, muestra a las claras e irrefutablemente, que el peligroso posicionamiento ideológico del gobierno se halla en las antípodas del pensamiento de la inmensa mayoría del pueblo argentino.
Al cierre de esta edición de la revista, se conoció que el QS World University Ranking situó en el escalón 10 de las mejores universidades públicas del país, sobre un total de 57, a la Universidad Nacional de Rio Cuarto. Los recursos financieros que recibe, corresponden al puesto 21, dato que sirve para calificarla aún más.