Nota de tapa
“El canto, en mi vida, está ocupando ese lugar de experimento, conocimiento y descubrimiento sobre lo que soy y puedo brindar”
Paulina Calderón Gutiérrez encontró en el canto no solo su profesión, sino una forma de expresión auténtica que la guía en su proceso creativo y espiritual. Conocemos más en esta entrevista

El vínculo de Paulina Sol Calderón Gutiérrez (26) con la música inició desde antes que naciera cuando, su madre, al sentirla en su vientre inquieta o molesta, le regalaba la suave melodía de una cajita musical que lograba calmarla. “Dicen que cuando estamos en la panza sentimos todo lo que pasa afuera. Supongo que, por eso, desde entonces, ya empecé a conectarme con la música” reflexiona Paulina y recuerda con ternura que, a los cinco años, uno de sus juegos favoritos consistía en hacer shows musicales para sus muñecos.
Años más tarde, ese juego infantil se transformó en una curiosidad real que la motivó a comenzar un taller musical en donde aprendió a tocar la guitarra y quedó fascinada por el estilo de vida de su profesor, quien viajaba por el mundo llevando su música a diferentes rincones. “Me sentí muy cómoda y disfruté mucho en el taller. Al año siguiente, empecé a tomar clases de coro en el Conservatorio de Música Julián Aguirre. Fue un descubrimiento hermoso para mí. Allí no solo se aprende a entonar, incorporar técnica vocal y educar al oído, sino también a explorar la unión de tu voz con las de otros para formar sonidos impresionantes que te retumban en el pecho, te abrazan, regalándote sensaciones hermosas y otras no tanto cuando no se le pega a la nota correcta (se ríe). Toda esa experiencia me atrapó”, comenta la cantante.
En paralelo, cantaba en el coro de la Iglesia, acompañando las adoraciones y los encuentros de jóvenes que se hacían. “Algo nuevo despertó en mí. Un caudal de voz diferente, una emoción más profunda, una conexión que me ponía la piel de gallina. No obstante, esa sensación quedó guardada en un cajón, porque al terminar la secundaria, dejé la música a un lado, porque no me ofrecía un ‘futuro seguro’ –o eso es lo que está instaurado socialmente-. Pero mis papás me enseñaron que nada en esta vida es seguro y que sólo nos queda vivir haciendo lo que nos gusta, aquello que nos mueve el alma. Que igualmente, ponerlo en práctica, lleva su tiempo y para cada persona es diferente”, relata.
Así fue que volvió al Conservatorio para estudiar el Profesorado de Música y, en diciembre de 2022, se recibió. “Nutrí mi creatividad, comunicación, lenguaje, cómo enseñar música y el disfrute de compartir este arte con diversas personas. Además, en esa época conocí, experimenté y formé parte de una banda de música andina, coros y algunos proyectos más que me hicieron crecer como persona y artista”, dijo.
Sin embargo, la vida, una vez más, la llevó por otro camino. Comenzó a trabajar en ‘Le Utthe’, un local de ropa, donde permaneció casi dos años. Ese trabajo le ofrecía la estabilidad que muchas personas buscan en la adultez. Disfrutaba el trato con la gente y aprendía cosas nuevas, pero sentía que algo en su interior seguía latiendo con fuerza, esperando ser liberado.
“Comencé un proceso de introspección importante junto a la terapia holística. Me empezaron a llegar propuestas para hacer shows, dar clases en varios colegios y, a pesar de la incertidumbre y el miedo, renuncié al local, y elegí mi plenitud a cambio de mi zona de confort. Siento que el interés por la música se nutre día a día o quizás estoy aprendiendo a darle el lugar que le corresponde en mi vida y que hasta ahora no se lo había permitido del todo; pasó de ser un juego a un aprendizaje, enseñanza, hobby y ahora mi trabajo”, cuenta.
– ¿Qué lugar ocupa, actualmente, el canto en tu vida?
– Hoy en día el canto y la música es mi medio para conectar con las personas y también mi labor. Me dedico a hacer shows en bares, eventos o retiros holísticos. También enseñó en instituciones educativas y doy clases de canto particular orientado al disfrute y la conexión con uno mismo. Mi experiencia me hizo dar cuenta que hay algo más que solo cantar bonito o correcto y lo importante que es disfrutar y poder brindar espacios cuidados, amables, para que todos nos animemos a expresar eso único que hay dentro de cada uno.
Hoy sigo en búsqueda, siento que tengo experiencias y sonidos por compartir y me estoy preparando para eso. Actualmente el canto también está ocupando ese lugar de experimento, conocimiento y descubrimiento sobre lo que soy y puedo brindar. ¿Recuerdan esa sensación que dije que había quedado guardada en un cajón? La volví a abrir después de renunciar a ‘Le Utthe’ y aunque la ignoré por un largo tiempo, ahora está latente cada vez que interpreto canciones sobre crecimiento personal, experiencias vividas o que hablan de la conexión con uno mismo y lo divino.
– ¿Hay alguna canción que disfrutes más interpretar? ¿Qué la hace especial para vos?
– Creo que, a medida que va pasando el tiempo, uno le va agarrando cariño a diferentes canciones, las reproduce y canta hasta gastarlas (se ríe). Asimismo, hay algunas que son significativas porque te acompañaron en una situación particular o te recuerda a algo o alguien. Es muy loco como la música nos acompaña en este viaje tan bonito que es la vida.
Hoy en particular, disfruto mucho interpretar una canción que se llama “Sin límites” de autor desconocido. Es especial porque describe el proceso de crecimiento personal y espiritual que estoy atravesando en este momento y que siento que va muy de la mano con lo que quiero expresar y compartir a través de mi canto. Me prometí grabarla. Espero algún día escucharla y recordar haber hecho esta entrevista que tanto me ayudó a serme sincera y recordar que aún hay sueños en este corazón.
– ¿Te sentís identificada con algún género musical en particular?
– Siento que mi conexión con la música no pasa tanto por los géneros sino por otras cosas como sus letras, momentos, melodías, sensaciones y personas que la interpretan. Si bien hoy escucho mayormente canciones con letras conscientes, afirmaciones o frecuencias -es en el momento en el que me encuentro y aprovecho para nutrir desde la música- también tengo gustos muy variados. Siempre viene bien una bachatita, salsa, algún bossa nova, jazz, r&b o trap. Por eso me gustan mucho las bandas que fusionan diferentes ritmos, géneros o estilos para crear sus propias obras completamente libres y sin necesidad de que encaje en alguna etiqueta.
Algunas bandas que me gustan fusionan jazz, funk, soul, reggae, jazz vocal, rock, música andina, electrónica y más.
– ¿Algún momento memorable o emocionante que hayas experimentado como cantante?
– Hay un momento en particular que siempre que sucede es memorable y emocionante para mí. Recuerdo aquella vez que canté en una adoración, mis compañeros estaban en estado de meditación y yo acompañaba ese momento con canciones cristianas. Cerré mis ojos y canté con tanto sentimiento que sentí en mi cuerpo algo inexplicable, parecía que el tiempo no pasaba, que solo existía esa melodía y yo danzando en el espacio.
Cuando terminé de cantar me di cuenta que mi voz no había sonado igual a cuando ensayaba, sino más fluida, con más seguridad y obviamente más emotiva. Es significativo para mí la conexión entre las sensaciones y el sentir a través de la música, y, como cantante, creo que no hay nada más bonito que transmitir eso a través del sonido.
– ¿Recordás dónde fue tu primera presentación y qué sentiste en esa oportunidad? ¿Qué cambios sentís en vos desde ese día hasta hoy?
– Mi primera presentación fue en la Plaza Roca junto a mis compañeros del taller de música -que tomé a mis 12 años-. Sentí una ensalada de emociones ese día: nervios, alegría, ansiedad, entusiasmo, susto y sorpresa por la cantidad de personas que había. Pero mi profe era de esas personas que, si bien son un torbellino, en momentos así transmiten calma y seguridad. Me guiñó el ojo, asintió con la cabeza y empezó el show.
Hoy como solista muchas cosas cambiaron. Me acostumbré a ser una sola en el escenario, a comunicarme fluidamente con el público, a equivocarme pero resolverlo y seguir; y, lo más importante, aprendí a ser esa persona que me da calma y seguridad antes de cantar. Hoy me preparo con diferentes ejercicios para cuidar mi voz e intenciono mi canto con alegría y amor. Ya no siento todas esas emociones de la primera vez, pero sí un cosquilleo en la panza que no lo cambio por nada.
– ¿Tenés algún proyecto en mente para el futuro cercano?
– Tengo varios proyectos e ideas anotadas en mis cuadernos que tienen que ver con espacios, experiencias, eventos y canciones; obviamente atravesados por la música. Pero lo más cercano es grabar mis propias canciones y covers orientados al contenido consciente que estoy conociendo y escuchando en este momento -algunas conocidas y otras no tanto-.
Igualmente, mi mayor proyecto es que mi vida sea mi mejor creación, nutrir mis pensamientos, creencias y hábitos para poder conectar con mi música, expresar desde el corazón y compartir con los demás mi forma de ver el mundo y las cosas. Creo que todos tenemos algo valioso para aportar al mundo, que es hora de que lo reconozcamos y nos hagamos cargo de eso.
IG: @calderonpauli