Recomendación literaria. Jazmin Bucciarelli
Las primas de Aurora Venturini
Aurora Venturini es una escritora argentina que, tras el golpe de Estado de 1955, se exilió en París. Allí compartió noches de bohemia con Simone De Beauvoir, Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Violette Leduc, entre otros intelectuales de la época. Escribió más de treinta libros, pero su consagración como escritora sucedió a sus 85 años, después de ganar en el año 2007 el Premio Nueva Novela de Página12 por su novela Las primas que a continuación comentaré.
Las primas no se parece a ninguna novela que haya leído antes, principalmente por su narradora: Yuna. Ella nos narra en primera persona el mundo tortuoso de una familia de mujeres minusválidas en La Plata, Argentina. La forma en la que está escrita me cautivó, desafiando todas las convenciones del lenguaje literario y creando un vínculo íntimo entre la protagonista y el lector, que por momentos nos interpela, nos inquieta y nos incomoda.
Yuna al comenzar esta historia tiene doce años y está inevitablemente condenada a una vida desgraciada, pero su afición por el arte cambia los planes de su destino y poco a poco se va convirtiendo en una reconocida pintora. A lo largo de su narración podemos dar cuenta de su evolución y gran desarrollo como personaje. Yuna es una narradora de lo más interesante.
Sumergida en un entramado de constantes tragedias y narradas desde un punto de vista inocente y desdramatizado, esta novela se convierte en una tragicomedia inolvidable, donde podemos ser testigos de la exploración de lo humano desde lo más crédulo, hasta lo más sórdido y perturbador.
La protagonista no solo navega en el descubrimiento de su propia escritura, sino que también nos autoriza a vivenciar cómo el arte la atraviesa: “(…) soñaba los hechos vividos transformándolos en figuras cada vez más coloreadas y preciosas que adentro de mi imaginación se movían y conversaban conmigo obligándome a que las sacara de adentro y las volcara en los cartones y en las telas” (la falta de signos de puntuación es propia de nuestra narradora).
Por último, no quiero dejar de mencionar a Petra, su prima, que es un personaje que acompaña a Yuna y nos obliga a involucrarnos con su propia historia, tan trágica como cómica.
En fin, recomiendo esta novela fervientemente como introducción a la obra de esta autora contemporánea que logró mantenerme muy expectante a lo largo de sus cortas 200 páginas, con esa clase de curiosidad latente que nos mueve durante la niñez.