Entrevista
“Al principio fue difícil aprender a tocar el trombón porque no tenía cerca ningún profesor de este instrumento, un guía. Como resultado el avance fue más lento y autodidacta”
Augusto Lovagnini, trombonista con más de dos décadas de experiencia, forma parte actualmente de la Banda Militar de Música Brigadier Juan San Martín y la Orquesta Filarmónica de Río Cuarto, y sueña con emprender su propio proyecto musical y tocar en un estadio lleno
Augusto Lovagnini (33) comenzó a tocar el trombón a vara desde los 12 años motivado por sus profesores Omar y Angélica, de la Banda Infanto Juvenil de General Deheza, quienes lo incentivaron para que aprendiera. Con el tiempo, los conocimientos y la práctica que fue adquiriendo con el instrumento le permitió formar parte de diferentes orquestas y agrupaciones que tocaban distintos géneros, entre ellas Mamboretá, Raíces Telar, Carlos Granados Big Band, El Resto, Miguel “Conejo” Alejandro, Ache Tumbao, Eze Pedraza y Maroma entre otras.
“Hace 11 años que integro la Banda Militar de Música Brigadier Juan San Martin del Área Material Río Cuarto de la Fuerza Aérea. Además, soy trombonista en la Orquesta Filarmónica de Río Cuarto y trabajo como músico sesionista (o de sesión), para cualquier producción que me llame a tocar en vivo o grabar”, dijo Augusto.
– ¿Cómo fue tu aprendizaje con este instrumento de viento?
– Al principio fue difícil aprender porque no tenía cerca ningún profesor de este instrumento, un guía. Como resultado el avance fue más lento, autodidacta y con métodos que tenía a mi alcance, como por ejemplo algunos libros.
Hasta que, finalmente, pude participar en varias ocasiones de dos Festivales específicos de esta familia de instrumentos, que son Trombonanza, en Santa Fe e Isla Verde Bronces, en Córdoba. A partir de entonces tuve disponibles otras herramientas para mi avance.
– ¿Hay algún músico o compositor que te atraiga especialmente y te inspire?
– Siempre han sido mis referentes por su sonido e interpretación Pablo Fenoglio y Carlos Ovejero. Después, en improvisación, me gusta mucho escuchar a Luca Ferrelli, Martino Gesualdi, Trombone Shorty o Nils Landgren, entre otros.
– ¿Cuál es el estilo musical o género que más disfrutas tocar? ¿por qué?
– Disfruto mucho tocando jazz, blues o reggae porque me permite ser más espontáneo con lo que está sucediendo en el momento. También estar bajo una batuta en una orquesta porque aprendes a interpretar con el instrumento lo que el Director quiere que suene y a respetar lo escrito en la partitura.
– ¿Qué aspectos de tocar el trombón te resultan más desafiantes?
– El trombón depende casi en su totalidad del aire, la vibración de los labios y la precisión en el movimiento de la vara, ya que no tener pistones o “llaves” que se puedan presionar lo hace menos generoso con quien lo ejecuta. Así que el estudio de esos factores es sumamente fundamental.
– ¿Cuál ha sido el momento más memorable que experimentaste hasta ahora en la música? ¿Qué lo hizo especial?
– Creo que el momento más memorable fue en el 2001/2002 cuando toqué en un encuentro de bandas infanto juvenil de nuestra provincia en el ex Chateau Carreras. Asimismo, tengo buenos recuerdos de los festivales que mencioné anteriormente que se desarrollaron en el 2006 y posteriores años. Allí tuve de profesores y pude escuchar a los mejores trombonistas del mundo. Estas experiencias fueron especiales porque determinaron mi decisión de continuar con el instrumento.
– Hay diferentes tipos de trombones: tenor, bajo y alto ¿Tenés preferencia por alguno de ellos?
– Siempre he tocado el trombón tenor a vara y alguna vez el alto que es más pequeño y agudo. Pero, como me atraen los instrumentos de timbre grave, me interesaría aprender trombón bajo.
– ¿Un sueño que tengas actualmente y te gustaría compartirnos?
– Soñar es lo que me mantiene en continuo aprendizaje con el trombón y en la música. Me encantaría encarar algún proyecto personal, como una producción musical o una banda.
Sueño también con tocar en un estadio lleno, seguir recorriendo el país con la música como horizonte y quien sabe, quizás el mundo.