Nota de tapa
“Jamás, jamás, se me cruzó la idea de dejar de buscar. Iba a ser Mamá, aunque aún no sabía cómo, ni cuándo”
Después de 14 años, Luciana Altobelo decidió escribir ‘Todas mis maternidades’, un libro que nació como un acto de sanación, pero también como el deseo de acompañar a quienes transitan caminos similares. Un testimonio crudo y real que visibiliza lo que muchas veces se silencia
En agosto de 2023, luego de un tercer intento de adopción, y mientras esperaban a Olivia –que se gestaba en el vientre de su amiga Coty–, Luciana Altobelo (42), durante el viaje de regreso, le dijo a su esposo Jairo que escribiría un libro titulado Todas mis maternidades. “Después de 14 años de búsqueda entendí que eran muchas; las que soñé, intenté, lloré, perdí, las que me prestaron otras mujeres y las que acompañé”, expresa Luciana.
El libro nació por el deseo de Luciana de acompañar, ser una voz amiga para quienes aún están en la búsqueda, para quienes conocen el vacío y sienten ese dolor silencioso, que, en ocasiones, no se puede expresar en voz alta. “Escribir me permitió sanar y cerrar heridas que aún dolían. También honrar a los bebés que no llegaron a este plano y abrazar todas las experiencias que formaron parte de mi búsqueda de la maternidad. No cambiaría nada, porque cada una de ellas hicieron a la Luciana que soy hoy”, manifiesta.
“Escribir me permitió sanar y cerrar heridas que aún dolían»
– ¿Qué significado tiene la tapa del libro?
– Cada uno de los detalles tiene un importante significado. La tapa la pensamos juntas con mi sobrina Pia –la artista de la familia–quien se encargó de dibujarla. En la tapa estoy yo con mis hijos Salvador y Olivia. Los tres girasoles son vida, porque son los 3 bebés que no llegaron a este plano. No los perdí se quedaron conmigo para siempre, me trasformaron y me dieron la fuerza para hacer de esta búsqueda mi meta. Gracias a ellos llegaron sus hermanitos.
– ¿Cómo fue atravesar de nuevo ciertas emociones al revivirlas en la escritura?
– Este libro se escribió muy rápido, me llevó 6 meses. Todo estaba en mí. Me sentaba y escribía cada vivencia, cada emoción cruda y real, cada alegría. Lloré mucho sobre todo en la parte de la edición, donde lo leí aproximadamente 10 veces. En cada lágrima seguía sanando.
También en la carta de mi esposo. Él expresa sus vivencias –es para mí, pero la comparto para que, aquellos que acompañan también se permitan sentir y no solo ser apoyo–. Sigo llorando siempre que la leo porque hasta ese punto, no había terminado de entender también su dolor y sus miedos.
– ¿Hubo algún capítulo que fue más difícil de escribir?
– El capítulo más difícil de escribir fue el de la cuarta maternidad. Allí resumo los tres procesos de adopción que fueron muy duros, y no se concretaron, al menos aún.
Puedo añadir que el capítulo más fácil de narrar fue mi quinta maternidad, la de Olivia. Mientras lo redactaba se iba gestando en la panza de mi amiga. Pude escribir un diario en tiempo real, plasmando cada vivencia. El primer borrador estaba listo 3 días después de su nacimiento el 12/03/2025.
«En la tapa del libro estoy yo con mis hijos Salvador y Olivia. Los tres girasoles son vida, porque son los 3 bebés que no llegaron a este plano. No los perdí se quedaron conmigo para siempre«
– ¿Cómo fue convivir con un deseo tan profundo como el de ser madre, y enfrentarte a tantos obstáculos en el camino? ¿En algún momento pensaste en no seguir intentando?
– Fue una montaña rusa. Hubo varios años de mucho dolor; de un vacío tan profundo en el pecho que quemaba, de muchos tratamientos donde el cuerpo ya no es tuyo. También de alegrías efímeras que terminaban en pérdidas. Pero jamás, jamás, se me cruzó la idea de dejar de buscar. Iba a ser Mamá, aunque aún no sabía cómo, ni cuándo.
Por eso busqué tanto, hasta que los caminos y los tiempos se abrieron. Llegaron mis soles Salva y Olivia, mis más preciados tesoros. Estos hijos, que me eligieron como su mamá, para acompañarlos en su crecimiento y cuidado. Tampoco son míos. Yo soy de ellos. Todos los días trato de aprender a maternar a su lado.
– ¿Cómo cambió tu visión sobre la maternidad compartida a partir de tu experiencia?
– Mi visión sobre la maternidad cambió mucho. Pasó por todos los estados. Primero, desde niña, deseaba tener hijos, sin embargo, cuando una empieza con la búsqueda cree que se reduce a la panza, parir, tener al bebé en brazos y dar la teta. No obstante, en mi caso, eso que debía ser así por naturaleza, cada vez se alejaba más. Después de 5 años de búsqueda infructuosa, ya estaba lista para maternar de verdad, porque no es solo gestar, es cuidar desde el amor. Mi deseo no era por el mandato de tener hijos sino un realmente quiero ser Mamá.
Luego llegó la maternidad, la primera, con Salvador. Como toda mamá primeriza, nadie me preparó. Llevaba 10 años en el camino, pero nunca había maternado. La defino como jodidamente hermosa, pero muy jodida. Fue muy difícil, en soledad, con todos los miedos, sin dormir por un año y medio. Sí, no fue todo color de rosa. Estaba muy feliz pero también estaba puérpera, sin dormir, me sucedía lo que les pasa a todas las mamás en general (miedos, dudas, dejarlo, necesitar una hora para mí, la culpa).
Hasta que me transformé. Busqué ayuda para esta etapa desconocida para mí y solté las culpas, los mandatos, la estructura… Me convertí solo en la mamá de Salvador. Él me salvó de mi misma, me cambió y encontré un nuevo Yo.
– Decís que escribiste sobre lo que nadie cuenta. ¿Por qué creés que todavía hay tanto silencio alrededor de la infertilidad y la pérdida gestacional?
– Respecto a la INFERTILIDAD creo que hay mucho silencio, en primera instancia, por dolor, porque crees que te pasa solo a vos; ves a todos tener hijos y decís estoy fallada o no me lo merezco. Y no es así. Afecta a muchas pareja y personas, tanto mujeres como hombres.
También, a veces, se calla la infertilidad, porque los círculos y la sociedad no saben acompañar. Es el motivo por el cual busqué que este libro sea para todos; no solo para quien se identifique con mis procesos si no para aquellas personas que, en sus vínculos, tienen afectos que están en este camino.
Y respecto a las PERDIDAS GESTACIONALES, se habla poco, porque no se ve. Esos padres tuvieron que despedirse del bebé, de sus sueños, roles ya asumidos; es un duelo como cualquier otro que no debe compararse, cada quien debe vivirlo y transitarlo a su tiempo.
Por eso es necesario nombrar y sensibilizarnos como sociedad sobre la importancia de una mayor comprensión y apoyo con relación a todos los tipos de pérdidas, sin importar el momento en que ocurren –primeras semanas del embarazo, tercer trimestre o después del parto–, ni su naturaleza: interrupción del embarazo por motivos médicos, muerte espontánea intrauterina, complicaciones durante el parto, etcétera.
«A los que están en la búsqueda de la pamaternidad (no solo por un tratamiento sino también de la forma que la vida les ofrece como camino), decirles que su hijo o hija ya se está gestando en su corazón»
– ¿Qué le dirías hoy a quien está transitando un tratamiento, con la esperanza puesta en el próximo intento?
– A los que están en la búsqueda de la pamaternidad (no solo por un tratamiento sino también de la forma que la vida les ofrece como camino), decirles que su hijo o hija ya se está gestando en su corazón, que vivan el camino porque están haciendo mucho, que se cuiden, porque no solo se trata de llegar a la meta, sino de cómo llegamos.
Por eso, si hoy estás en esa búsqueda de maternar o paternar, dejá que ese deseo crezca en vos con fuerza. Creé con el cuerpo, el alma, con cada célula. Persistí, buceá, vibralo. No puedo decirte cuándo, ni cómo, pero sí sé que ese ser tan deseado llegará.
Por último, deseo que estas páginas de mi libro te abracen, que encuentres en ellas un refugio de comprensión y la certeza cálida de que, en tu camino, no estás en soledad.
“Todas mis maternidades” hoy se puede adquirir en tienda Pam (https://tiendapam.com.ar/) y llega a librerías a finales de octubre. En noviembre vamos a presentarlo. Están todos/as invitados/as.
IG: @todas_mis_maternidades
PH: rebetejeda_estudiofotografico


