Nota de tapa
La historia de Habib Baduy y su misión de hacer crecer el judo en Río Cuarto
Desde su infancia en Cinco Saltos, Río Negro, hasta su consagración como medallista mundial en Las Vegas 2024, Habib Baduy encontró en el judo no solo una pasión, sino una forma de vida. Junto a su hermano, apuestan al desarrollo del judo competitivo a partir de una academia que abrió sus puertas recientemente

Habib Baduy (32) se interesó por los deportes de combate desde que era pequeño, influenciado por los dibujos animados que veía, sin embargo, fue aproximadamente a los 6 años que inició su camino en el judo en el club de la familia Chandía, uno de los espacios más populares en esta disciplina de su ciudad natal Cinco Saltos, en Río Negro. “Cuando era chico tenía problemas de conducta en el colegio. Una psicopedagoga me derivó al club de judo. Al principio, mis papás estaban preocupados, creían que me iba a hacer peor, pero fue todo lo opuesto: me ayudó a canalizar mi energía, tranquilizarme y, como resultado, mejoré el rendimiento en el colegio y también cambió mi conducta”, recuerda el judoca.
Ese fue el comienzo de una destacada trayectoria. Además de medallista panamericano y sudamericano, el año pasado, obtuvo medalla de bronce en el mundial master -100kg M1 en Las Vegas, EEUU, compitiendo con judocas de altísimo nivel. También participó en torneos continentales, internacionales y selectivos puntuables para los Juegos Olímpicos.
Actualmente, ese niño inquieto, se transformó, junto a su hermano, Nayip Baduy, en un referente local del judo al inaugurar su propia academia en nuestra ciudad. “Hace rato queríamos desarrollar este deporte en Río Cuarto. Juntamos gente a la que le gustó la idea. Hicimos un proyecto y lo presentamos a varios empresarios y amigos. Estamos muy conformes con el impacto significativo que está teniendo la academia en la ciudad”, cuenta.
– ¿Cómo se complementan, con tu hermano, en la enseñanza del judo?
– Con mi hermano nos complementamos mucho. Él tiene más paciencia y pedagogía, por eso les enseña a los niños. Por mi parte, soy más competitivo, y trabajo principalmente con adultos. Hace poco abrimos un horario que se llama Judo Recreativo, Judo Novicio, para gente que quiere entrenar, practicar judo como actividad física, pero no le interesa competir y está teniendo mucho éxito, inclusive resigné una hora de mi laburo en el consultorio, como kinesiólogo, para invertirla en estas clases.
– Cinco Saltos, tu ciudad de origen, es considerada cuna del judo en Argentina. ¿Cómo influyó esto en tu formación? ¿Cuándo decidiste venir a Río Cuarto?
– Cinco Saltos siempre tuvo mucho judo; es una ciudad de 40 mil habitantes y, si preguntás, la mayoría de personas te van a decir que en algún momento de su vida practicaron esta disciplina. Es muy tradicional, todo cinco saltense entiende las reglas, sabe de qué se trata.
Si bien mis papás son cordobeses -Mirta, mi mamá, es de Villa Dolores y Marcelo, mi papá, de Elena-, por motivos laborales se fueron a Río Negro y se instalaron en Cinco Saltos. No me quedó otra que hacer judo, por la popularidad que tiene allá.
Llegué a Río Cuarto en el 2011 para estudiar kinesiología. Como no había tanto judo, me costó mucho seguir desarrollándome. De igual manera, a pesar de esto, y de los pocos recursos que tuve, hice una carrera deportiva. Tengo 17 medallas de oro en Campeonato Argentino. Fui 3 años número 1 en la categoría Elite. Me retiré en 2020 y volví en el 2024 en la categoría M1 hasta 100 kilos, que es de 30 a 34 años.
Actualmente estoy compitiendo también en la Elite, donde enfrenté al número 1 en el Campeonato Argentino. A pesar de la derrota me sentí bastante cómodo y satisfecho por estar en el podio de los mejores judocas del país.
– Durante tu retiro temporal en 2020, ¿qué pasó por tu cabeza? ¿Cómo viviste esa etapa y cómo fue tu regreso?
– Me retiré porque la fase 1 de la pandemia me enfrió la carrera deportiva. Dediqué mi tiempo, de lleno, a la kinesiología y no me arrepiento porque pude crecer más en mi profesión. Sin embargo, sentí que había perdido una parte muy importante y, cuando volví al deporte, me hizo muy bien. Hoy me siento en un nivel bastante alto y creo que tengo varios años más de alto rendimiento.
Mi vuelta fue el año pasado, en Las Vegas. No solo pude demostrarme que podía volver a competir a alto nivel, sino obtener la primera medalla mundial en la historia de mi club, en la provincia de Río Negro, que cuenta con 60 años de historia en judo.
– ¿Qué te ha dejado el judo a nivel personal y profesional, y qué querés devolverle a este deporte?
– A mí este deporte me dio todo en la vida: desde el pensamiento que tengo hasta las cosas que he logrado y la forma en que me tomo mi vida profesional como kinesiólogo. Me dio más de lo que pedí y, por eso, mi obligación como persona, como atleta, es devolver lo que me dio.
Por eso quiero que se desarrolle la parte competitiva de este deporte en Río Cuarto. Si bien hay academias, se enfocan mucho en la cata, las formas. Nosotros queremos darle a la ciudad una opción más, entre los deportes primarios como fútbol, rugby, básquet. Que las familias sepan que hay un deporte serio, olímpico, que puede transformarse el día de mañana en una profesión, ya sea como atleta, dando clases, teniendo su propia escuela.
Que el título de cinturón negro se lo van a reconocer en cualquier lugar del mundo y que pueden llegar a entrar en entes como ENARD, que nuclea a los mejores atletas de las disciplinas olímpicas, los va acompañando, los desarrolla como atletas de alto rendimiento para el día de mañana. El judo te da la posibilidad de entrar a esos programas y, por este motivo, me parece importante que Río Cuarto tenga un lugar serio donde se pueda hacer este deporte.
– ¿Por qué recomendarías que un niño o una niña practique judo desde temprana edad?
– Invertir en clases de judo tiene un impacto positivo en la vida de las personas porque, es un deporte reconocido por entes oficiales como la UNESCO, que lo reconoce como uno de los mejores para el desarrollo formativo de los niños, porque fortalece la autoestima, la autoconfianza y promueve valores que son fundamentales. En esta disciplina no podés entrenar sin un compañero y, aunque es un deporte de combate, lo importante es el respeto y el cuidado del otro. Es parte de su filosofía japonesa, el principio de la prosperidad mutua y el uso de la fuerza del otro.
Además, es un deporte muy cálido y honesto, consolidado a nivel mundial. En Francia, por ejemplo, hay 750 mil federados –es el tercer o cuarto deporte de este país-. En Rusia, Mongolia, Kazajistán o Uzbekistán, está entre los primeros deportes practicados. El presidente de Mongolia es judoca. Inclusive en Brasil es el quinto deporte. Son muchos los países que lo toman como prioridad en la formación de las personas.
IG: @habibbaduy
@baduyjudo